Friday, December 28, 2012

Review de On The Road de NY Times


La búsqueda de emociones de los Beats toma la ruta escénica


Sam Riley, a la izquierda, y Garrett Hedlund en “On the Road,” la versión cinematográfica de Walter Salles de la novela de Jack Kerouac.

Primero las buenas noticias: América la Hermosa raramente se ha visto más lista para la exploración de lo que lo hace en "On the Road", un intento noble del director brasileño Walter Salles (“The Motorcycle Diaries,”“Central Station”) de capturar la luz literaria en una botella. Con cielos espaciosos alargando sin fin su apretura, las carreteras sin congestionar bordeadas por olas ambarinas de grano, y montañas moradas haciendo señas en la distancia, la película revive la frontera perenne del sueño y te invita a adentrate en lo desconocido con las leyendas de la Beat Generation.

"On The Road", de Walter Salles, completa una clase de trinidad de los clásicos Beat adaptados al cine, siguiendo a "Howl" y "Naked Lunch".

La luz elusiva es la electricidad en la prosa parada de "On The Road", la novela de 1957 de Jack Kerouac, que una década después de su publicación inspiró a innumerables odiseas de hippies colocados a Haight-Ashbury y más allá. Pero, ¿puede la prosa que se quiebra y echa chispas traducirse en una película electrizante?

El contenedor de toda esa energía es la escrupulosa y fiel adaptación cinematográfica de Jose Rivera, que intenta sólo con un éxito discontinuo transmitir la valentía, la pasión y el entusiasmo del flujo perdido de conciencia de Jack Kerouac. Cuando miras a través de los fuegos artificiales verbales, ¿qué hay más allá?

La belleza y la precisión de la cinematografía de Eric Gautier lo da todo, desde los exteriores geniales a los bares pequeños y sucios de finales de los 40 en Nueva York, a los burdeles mexicanos, una intensidad visual surrealista que lo hace parecer arquetipado y completamente nuevo.

Es últi recordar que la búsqueda agitada relatada en la novela comenzó dos años despuñes de la 2º Guerra mundial, en 1947, cuando los Estados Unidos eran mucho más pobre, un país más inocente. La película hace un trabajo excelente evocando un explosivo y optimista sentido de la posibilidad como nación, en la abundancia de la victoria, flexionado con el músculo colectivo y establecido para reinventarse a sí mismo.

La película es una de las pocas películas sobre un autor que resister (aunque no siempre) la imagen cliché de un escritos sensible en su máquina de escribir conjurando a las musas mientras contempla lleno de sentimientos el espacio. Sal Paradise (Sam Riley), el alter ego de Kerouac, toma notas asiduamente durante sus aventuras, y lecturas astutamente seleccionadas con la voz en off de pequeños pasajes de la novela se fusionan con los ritmos visuales irregulares.

"On The Road" tiene una banda sonora roja-caliente de jazz vintage en donde la música de Charlie Parker y Slim Gaillard destilan de forma brillante el frenesí hipercinético de los personajes conectados por el calor en una juerga literaria saliendo de su piel con Benzedine, café, alcohol y marihuana.

Y ahora las noticias no-tan-buenas: Si hay algo pequeño que enérgicamente no me gusta de "On the Road", es que hay un asunto genial con el que estar molesto. Es debatible si alguien podría interpretar a su compañero sexy y casi místico, Dean Moriarty (Garret Hedlund), véase Neal Cassady, el carismático, libre de espíritu y salvaje sobre quien, cada lector devoto de "On The Road", tiene una fantasía personal.

Mr. Hedlund, que estuvo en la versión cinematográfica de "Friday Night Lights" y "Troy", tiene todos los buenas miradas americanos y el encanto despreocupado para el papel, pero no exuda ninguno de los peligros salvajes que estásn asociados a un buscador desesperado de emociones obligado a empujar los límites. Y un subtema donde Dean busca a su padre está tratado tan superficialmente en la película, que emocionalmente no tiene peso.

El papel hubiera sido ideal para el joven Marlon Brando, a quien Kerouac deseó que interpretara a Dean en una película frente a sí mismo como Sal. Otros posibles candidatos incluían al joven Rovert De Niro, Ed Harris y quizás, sólo quizás, Ryan Gossling. Pero Mtr. Hedlund es simplemente demasiado saludable en la presencia en pantalla para interpretar a un rebelde maníaco.

Mr. Riley, que representó a la División Joy de Ian Curtis en ""Control" tiene incluso un papel asignado más gravemente inapropiado como Sal. Sumado a la falta de apariciones de estrellas oscuras de cine de Kerouac, el irrado un poco del fuego interno que crepita a través de la escritura de Kerouac. 

"ON The Road" es una oda realmente romántica a un hombre loco muy carismático contado por su venerado acólito y cronista mientras ellos cruzan el continente durante varios años. En el libro, el desarrollo de los personajes y los narradores son secundarios comparados al chorro de escritura supercargada que es el equivalente literario a la improvisación de jazz. Pero como hay tan poco de ese lenguaje en la película, Sal aparece como un discípulo formal, pasivo, casi ñoño, más preocupado por reunir material para una novela que por vivir al máximo el momento. 

El sexo y las drogas que Kerouac describe con un sentimiento de descubrimiento emocionante en la novela se ve en la película como el mismo sexo antiguo y drogas que perdieron su misterio en la locura masiva de los hippies en  los 60. A mi me gustaría más imaginarlo que ver todas las mecánicas banales. La película no se preocupa en evocar el conflicto entre las vidas de estos hombres salvajes y bohemios y la América cuadrada de los 40 y los 50. 

En una visita a Nueva Orleans, el Viejo Toro Lee, véase William S. Burroughts (Viggo Mortensen, con un papel inapropiado), hace una aparición. Carlo Marx, véase Allen Ginsberg (Tom Sturridge), es un distraído y húmedo poeta encaprichado con Dean. En los papeles/cameos de las mujeres maltratadas en la vida de Dean, Kristen Stewart arde con una sensualidad malhumorada y desafiante cuando intenta seguir con los chicos, y Kirsten Dunst reacciona a las traiciones de Dean con una indignación ultrajada. Porque estos impedimentos femeninos para la búsqueda del placer egoista de Dean son mucho más reales en el cine que en el libro, su mñistico romanticismo está deteriorado fatalmente en la película. Parece - ¿debo decirlo? - de pequeñas consecuencias.


Traducción LaSagaRobsten

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