Tuesday, June 05, 2012

Entrevista completa de Kris en Vanity Fair


No hay suficientes de ese tipo de locos en estos días. No en la pantalla, el escenario, la página, o las paredes de la galería. En su lugar, ver la inclinación hacia la fama, el dinero y el poder, la capitulación ante el estado. Así que rara vez presenciamos a un joven artista, cantante, o actor que quiere quemar, quemar, quemar, que va a establecer un camino que va a inspirar a futuras generaciones, pero que está dispuesto a sufrir la barra que te viene a decir que no a las cosas como son.


Pero esto no es un grito para los viejos tiempos; no había tales cosas de todos modos. Es un llamado a recordar lo que importa. Afortunadamente, cada nueva generación todavía tiene unos cuantos inadaptados que han jurado su propia declaración de independencia. Una de ellas es Kristen Stewart, la actriz implacable de 22 años, más conocida por decenas de millones de fans como Bella Swan, la excéntrica heroína de la Saga Twilight. Sin embargo Stewart se arraigará a sí misma aún más en profundidad en la conciencia del público en 2012 cuando aparezca en un trip de películas, comenzando este mes con Snow White and the Huntsman (la segunda película de este antiguo cuento de hadas en Hollywood este año) y continuando con una adaptación de la Biblia inconformista, On the Road. Encabezando a todos ellos, al menos en taquilla, estará el gran final de Twilight, Breaking Dawn Parte 2, este mes de Noviembre.

En el camino Stewart ha conseguido una mala reputación por hacer las vidas de los presentadores de los programas de televisión, fotógrafos de alfombra roja y entrevistadores un infierno, porque no puede, o no acostumbra, a jugar al típico juego de estrella de cine. “Kristen no sabe como estar en un concurso de de popularidad,” dice Sean Penn, quien en 2006 dirigió a la entonces actriz de 16 años en Into the Wild. Penn no tiene nada más que elogios para Kristen, cuya breve actuación en su película es inolvidable; él compara trabajar con ella con tener un día perfecto – cielo azul, océano azul – ir hacia la puerta. Y cuando llegó el días de dar a conocer la valerosa y hermosa película – una desgarradora adaptación del libro no ficticio del mismo título de Jon Krakauer, sobre la condenada búsqueda alternativa al comercio y la corrupción moderna de un joven – Stewart hizo todo lo posible para reunir y ayudar con una imagen cómplice. Pero, como explica Penn, “Puedes ver a Kristen generosamente intentando entrar en el concurso de popularidad cuando una película está siendo publicitada. Ella intentará subir a bordo, pero su lenguaje corporal tiene una dinámica completamente diferente.” En otras palabras, ella no está a punto de conseguir el premio a la Vendedora del Año en un tiempo próximo.
Stewart no es ciertamente la primera artista en estar en desacuerdo con el espectáculo paralelo que viene con el éxito en Hollywood, pero definitivamente tiene el más mínimo miedo a ser la joven mujer superestrella al ser tan abiertamente crítica con el sistema. Desde los albores del cine, siempre ha habido una presión en las estrellas del cine para proyectar la imagen correcta, especialmente las mujeres, pero las demandas han sido más intensas durante los últimos 25 años, hasta el punto de verse bien en las premieres y entregas de premios se ha convertido casi en un trabajo a tiempo completo, con las artistas siendo a menudo meros maniquíes donde colocar varios productos. Y tristemente, los actores y músicos a menudo suelen ir junto a él, contra sus propios instintos, por temor a las represalias de los medios de comunicación, como el aterrizar en la temida lista de las peor vestidas. Dios no lo quiera. No Stewart, quien se ha acostumbrado a su reputación como gruñona que incluso se ríe de ello.  Dice, “Mi padre será como ‘Oh, podrías haber sonreído un poco más.’”

Ni si quiera eso podría ayudar. “La gente ha decidido como van ha percibirla,” dice Robert Pattinson, su Romeo de labios rojos en las películas de Twilight. “No importa cuántas veces sonría, ellos pondrán la foto en la que no está sonriendo” Es cierto, sin embargo, que a pesar de su deslumbrante apariencia, no es un rayo de sol en la alfombra roja. Piensa en las tormentas de truenos y relámpagos. “He sido criticada mucho por no lucir perfecta en cada fotografía,” dice ella. “He conseguido seriamente mierda por eso. Estoy orgullosa de ello. Si tomara fotos perfectas todo el tiempo, la gente que estuviese en la habitación conmigo, o en la alfombra, pensarían, ¡Qué actriz! ¡Qué farsante! Ese pensamiento me avergüenza tanto que luzco en la mitad de las fotos como una mierda, y me importa un carajo. Lo que me importa es que la gente en la sala salga y diga, ‘Ella estuvo genial. Tuvo un buen momento. Fue honesta.’ No me importa el hambre voraz de los comedores de mierda que quieren convertir la verdad en mierda. No es que puedas decir eso en Vanity Fair!”
Por todo ese malestar en la alfombra roja y en photoshoots, ha aprendido a amar la gran moda – “Nunca vi venir eso,” dice Pattinson – especialmente cuando los diseños representan una verdadera expresión creativa, o son, en sus términos, “algo genial de mierda”. Si lo lleva, puedes saber que le encanta. Así que no me sorprendió cuando me enteré de que se había convertido en el nuevo rostro de la próxima fragancia de Balenciaga. De hecho, nos sentamos a hablar para este artícula poco antes de irse al desfile de moda de la temporada de Otoño 2012 de Balenciaga, este pasado Marzo, en Paris (Nos conocimos por primera vez en 2006).
Un cesto de pan y un plato de caracoles se dejaron caer en una esquina de una mesa en la parte de atrás de Le Duc, el restaurante dónde Stewart y yo nos reunimos para conversar a la hora del almuerzo. Había escogido el sitio, una institución Parisina con el pescado más fresco de la ciudad, porque pensé que la clientela sería demasiada presumida y de edad avanzada para saber o que les importara que Bella Swan se encontrara en medio. (También, estuve soñando sobre los finos langostinos de Le Duc bañados en ajo y mantequilla.) Pero ninguno de nosotros se esperaba que el camarero nos ofreciera unos caracoles, y ninguno de nosotros tampoco, como ocurrió, era un aficionado. Stewart me dio una mirada hastiada: “Tú primero.” Confesé. “Estoy un poco asustada. Tu?” Se levantó para la ocasión. “Siento que tengo que ir por ello. Me siento mal educada al no hacerlo,” dijo. Llevaba sus vaqueros, un top negro de tirantes, y una hermosa cazadora de cuero negra de  Balenciaga, pero yo diría que era más como Lady Sybil de Downtown Abbey frente a mi, con costumbres muy atentas. Un largo trago de vino blanco, un poco de pan, y Stewart se tragó el primer caracol.
Y al final. “Bastante bueno.” declaró. “Sin embargo no quiero comer un plato lleno de ellos.” Me reí. A lo largo de nuestras conversaciones para este artículo, había algo tan entrañable, tan humano, sobre su combinación de valentía, bondad, auto-preservación, auto-afirmación, y  fuerzas renovadas para encontrar sus esperanzas. Por supuesto, su idealismo y contarnos como ve eso —los voraces, comedores de mierda hambrientos malditos! – podría ser simplemente producto de su juventud. Podría crecer siendo otra narcisista, pero mi sensación es que este no es el caso.”
Uno podría pensar que Stewart se decepcionaría con las formas orientadas al paquete de la industria del entretenimiento, ya que es un producto de cosecha propia de Hollywood. Su madre, Jules Man-Stewart, es una respetada supervisora de guiones que acaba de dirigir su primera película, sobre las políticas sexuales en la cárcel. El padre de Kristen, John Stewart, está también en el negocio, trabajando como productor y director de escena en especiales de TV y reality shows. Su hermano, Cameron, es un grip – un técnico de iluminación y manipulación. Stewart, creció en el Valle de San Fernando, aprendió la instrucción de una vida en el cine y la televisión a una edad temprana, le picó el gusanillo de hacerlo. Su sumisa madre la llevó a audiciones pero no iba entusiasmada. “Trabajo con estos niños que están locos – son niños locos. No eres uno de ellos.” De hecho, las primeras puñaladas de Kristen en su búsqueda de empleo eran una miseria. “No estaba haciendo nada, solo sonriendo a la cámara,” recuerda probar para anuncios cuando tenía ocho años. “Puedes sentir que los adultos no consiguen lo que quieren sin importar la edad que tengas.”

Stewart, quien evitó los vestidos de chicas, no encajaba en una gran cantidad de las oficinas de casting - o en cualquier lugar, para el caso. Finalmente, su perseverancia y un comportamiento fiel a sí misma dio sus frutos; en 2001, a los nueve años, consiguió un tipo de papel poco femenino en la película de Rose Troche, The Safety of Objects. Le encantaba formar parte de algo más grande que ella, y disfrutaba siendo escuchada. Le siguieron otros pocos proyectos, que no pudieron llegar a gran parte del público. Entonces llegó su gran oportunidad: Panic Room de David Fincher, estrenada en 2002, en la cual Stewart, entonces de 11 años, tuvo un papel principal, junto a Jodie Foster.
El emparejamiento que hizo Fincher de Foster y Stewart, como madre e hija que son el objetivo de un robo terrible en su elegante casa nueva de Manhattan, fue extraña. Nacieron para compartir la pantalla – complementándose la una a la otra física y temperamentalmente. Foster receurda, “Kristen fue muy madura en algunos aspectos y conectada a la tierra y muy tranquila bajo presión. Era una oyente increíble, pero entonces decía algo como lo diría un niño que estabas como, Eso es- sólo tiene 11.” Foster, quien sabe una o dos cosas sobre ser una estrella infantil, recuerda una conversación que tuvo con la madre de Stewart. “No era una madre sobreprotectora después de todo. Quería que la película fuera una cosa de Kristen, pero quería asegurarse de que estaba bien cuidada, y no con exceso de trabajo. Un día se acercó al set para el almuerzo, lo cual creo que es muy inteligente. Le dije ‘Kristen no quiere ser actriz, verdad?’ ‘Me temo que sí’, me reveló. ‘Créeme, me gustaría hablar con ella fuera de esto, pero parece que esta realmente metida y centrada. Y parece que quiere hacerlo por las razones correctas.’”Como dice Foster, “Kristen no tiene la personalidad tradicional de una actriz. No quiere bailar sobre la mesa para la abuela y poner una lámpara en ella.  No quiere hacer voces y ser el centro de atención. En todo caso, se siente cómoda con esto. Se acerca a las cosas de una manera muy analítica. Es consciente.”
Todo esa conciencia e independencia fue hecha por algunos años difíciles en el colegio; a los 14, Stewart oficialmente renunció y firmó una autorización para la escolarización en casa. “Odié tanto el colegio,” dice ella con un estremecimiento. “Mira una foto mía antes de los 15. Soy un chico. Llevaba la ropa de mi hermano, amigo! No es como que me importara mucho, pero recuerdo que se burlaban de ello porque no llevaba pantalones vaqueros Juicy. Ni siquiera pensé en ello. Llevaba mi ropa de gimnasia. Pero no es como que no me importaba que se burlaran de mi. Realmente me molestaba. Recuerdo a esta chica en sexto grado mirándome en el gimnasio y estaba como, ‘Oh my God! Eso es asqueroso—no te depilaste las piernas!”
En caso de que quede alguien en la Tierra que no ha visto las películas que hicieron famosa a Stewart, una breve introducción de Twilight: La Bella de Stewart es la chica nueva en el puebli, con un ojo para los compañeros extranjeros y un con el corazón dispuesto a dar; Edward Cullen, interpretado con estilo de Byron-esque por Robert Pattinson, es la alta belleza del instituto que resulta ser un vampiro encerrado; Jacob Black, interpretado por Taylor Lautner, es el pulido en marcha, el tercer punto con frecuencia en topless en este triángulo amoroso, quien también en ocasiones, se convierte en lobo. Con este cast el factor desmayo de las películas está asegurado, pero esto es algo deliciosamente ingenuo de las sagas, especialmente la tensión sexual de alto vuelo. Pero en última instancia el poder de la narrativa, a través de las cinco películas procedentes de los cuatro libros de Stephenie Meyer, es la forma en que reconoce nuestra necesidad de vincularse con los demás; son seres humanos, criaturas tribales, incluso cuando chupan sangre. 
Fue Sean Penn quien sugirió a Catherine Hardwicke, la directora de la primera película de Twilight, que le diera una audición a Stewart. La directora firmó porque creía en la habilidad de Stewart para encarnar los sentimientos de anhelo del libro original. Había aún algunos actores en la carrera por el papel de Edward, y Hardwicke fue lo suficientemente inteligente como para involucrar a Stewart en la decisión final. “La química dicta” es un ritual de muchos años para comprobar si dos actores trabajarán bien juntos en pantalla, pero suena como si Hardwicke estaba experimentando con explosivos el día que Pattinson, un joven actor británico entonces mejor conocido por interpretar a Cedric Diggory en Harry Potter and the Goblet of Fire, apareció en su casa para hacer alguna escena con Stewart, en el dormitorio ni más ni menos. “Honestamente, estaba nerviosa,” recuerda la directora. “Vi que se sintieron atraídos y Kristen era menor de edad. Dije, ‘Rob, tenemos una ley en este país para los menores de 18. No te metas en problemas aquí.’ Sentí que estaba en presencia de algo fuerte y poderoso.” Cuando Pattinson se fue, Stewart dijo “Es él.” Hardwicke la escuchó, pero quería estar segura de que su carisma y conexión visceral se traducía a la película. “No todo el mundo hace todo el camino de la pantalla a nuestros corazones y almas en la sala del cine,” dijo la directora, “pero estos dos sí. Fue electrizante.”
Stewart estaba totalmente ocupada en el set. Estaba abierta a las tensiones creativas que se desarrollaron. “Rob y yo nos metimos en un montón de problemas,” me contó con una sonrisa. “Queríamos que no fuera tan pulido. Catherine iba a por todo. Pero recibíamos notas del estudio. Querían que sonriera todo el tiempo. Querían que Rob no fuera tan melancólico. Estábamos como, ‘No! tú necesitas meditar‘” Una taquilla mundial de casi 400$ millones ciertamente provocó que el público estuviera preparado para una seria Bella y un melancólico Edward. El hecho de que los fans se tomaran las películas de forma tan personal sólo aumento el sentido de la responsabilidad de Stewart que ya sentía por su personaje, hasta el punto donde Bill Condon, el director de las dos últimas partes, cariñosamente la llama “Twilight-book Nazi,” por su compromiso de mantenerse fiel a la novela.
En cuanto a algunas de las críticas feministas – en las que Bella en una heroína de retroceso porque se sacrifica mucho por su chico  – Stewart está en total desacuerdo. “En frente, tienes a alguien que es más fuerte que el chico con el que está, emocionalmente. Lucha por lo que amas – eres una persona extraordinaria si lo haces. Es una excusa pensar que el poder de las chicas tiene que ver con gusto y la dominación.” Su comentario parece particularmente señalado ahora que The Hunger Games ha llegado y  asquea cualquiera de las películas de Twilight con su heroína que no coger prisioneros, Katniss Everdeen, interpretada por Jennifer Lawrence. Se podría decir que se pondrán en pie de guerra cuando el gran final de Twiligth de Condon, Breaking Dawn 2, llegue a los cines a final de año. No me mates, pero ya lo he visto. Y no te preocupes – no voy a dar nada que el lector de la novela no sepa ya. Pero vamos a decir que Simone de Beauvoir lo aprobaría.

Le pregunté a Stewart cuando se dio cuenta de que Twilight había cambiado su vida. “Puedes poner mi nombre en Google y una de las primeras cosas que aparecen son unas imágenes mías sentadas en mi porche fumando una pipa con mi ex-novio y mi perro. Fue [tomada] el día que salió la película. No era nadie. Era una niña. Acababa de cumplir los 18. En [los tabloides] los siguientes días era como una delincuente idiota, mientras que era un una especie de bicho raro, criada como una chica del Valley que fumaba marihuana. Gran cosa. Pero eso cambió mi vida diaria al instante. No salí en pijama nunca más.” 

Entre hacer sucesivas películas de Twilight, Stewart grabó una serie de películas en su mayoría pequeñas. La que debería haberla mantenido fue The Runaways, una biopic de la pionera banda de glam-punk de chicas de L.a. Stewart (como Joan Jett) y Dekota Fanning (como Cherrie Currie) hicieron todo para darles vida en la película, pero al final la dirección era tan evidente y se desplomó, carente de alguna diversión. (Jett y Stewart, por el contrario se llevaron como una casa en llamas cuando se conocieron durante el rodaje.)

Después de cada una de estas producciones independientes, sería el momento de Twilight de nuevo – Old Home Week para Stewart. Ella dice que en retrospectiva ve el set de Twilight como un equivalente al instituto al que nunca fue. Como sabéis, fuera de la pantalla la relación Pattinson ha creado una enorme expectación, pero ella es madre públicamente respecto a esto. Que los dos son pareja no es algo que quieran ocultar; tan solo lo que a ellos les gusta es su privacidad. Un amigo que conoce muy bien a Stewart dice, “Esto es algo que ella quiere mantener para sí misma.”

Stewart es, sin duda, la actriz del director: ella les ama y vice-versa. Condon vio a Stewart como una especie de pionera. “Ella tiene un fuerte sentido de la creación de un nuevo camino. Ella tiene la cosa que la gente describe con Jack Nicholson en el principio de la sensación de peligro,” dice él. Rupert Sanders, director de Stewart en Snow White and the Huntsman, describe la relación de la actriz con su trabajo con una metáfora de la supervivencia. “Ella es una de esas personas que ha recibido el espíritu creativo y existe para transmitirlo,” explica él. “Es como una especie de hilo de cobre. Tiene esta energía eléctrica y ella solo tiene que encontrar un punto para descargar ese poder. De lo contrario creo que ella explotaría.”

En su salida en la película Snow White, Sanders remarca la capacidad de Stewart como estrella de acción, y es divertido verla hacer uso de su físico natural. “Para mí Kristen está en lo mejor de ella cuando está en modo de lucha o huída,” dice Sander. “La percepción que se tiene sobre ella es que es ‘extraña’,” dice Pattinson. “Pero es divertido conocerla. Es absolutamente lo opuesto a lo que la gente cree. Es increíblemente segura. e increíblemente valiente” Sanders todavía se estremece cuando recuerda la escena ue involucró a Stewart dando un salto desde  20 pies dentro de un tanque de agua marrón y sucia en Pinewood Studios, en el helado frío de Diciembre. “Su actuación antes de saltar es sublime,” dice Sanders. “Ves la indecisión en el estómago, donde ella debe haber estado pensando, no quiero saltar!” Después de que hiciera el truco, Sanders encontró a la actriz en su trailer con la ropa empapada puesta en frente de un pequeño calentador. Estaba preocupado de que tendría una hipotermia si lo hacía de nuevo. Pero no había quien la parara.

Un lado diferente de esta ausencia de miedo es lo que hace que la actuación de Stewart en On The Road tan memorable. Adaptación de un libro amado, incluso sagrado, es siempre difícil, pero cuando el director Walter Salles decidió tomar la novela de 1957 Kerouac, él se fijó una tarea extraordinariamente difícil, porque el texto –  acerca de un grupo de jóvenes tratando de escapar de la conformidad de su época – está tan lleno de espontaneidad y compromiso de vivir el momento que el planificarlo demasiado lo habría matado a su llegada como una película. Por lo tanto Salles sintió que necesitaba actores que pudiesen improvisar, y que realmente entendieran todo sobre el libro de la aventura de Kerouac: la esencia de la experiencia. Él estuvo compartiendo esto con dos viejos amigos, el compositor Gustavo Santaolalla y el director Alejandro Gonzalez Inarritu, cuando ambos dijeron, ¡Para! Ni siquiera empieces a buscar para el papel de Marylou – la a veces amante y compañera de viaje del personaje de Cassady, una mujer empeñada en seguir su propio camino. Ambos hombres le dijeron a Salles que Stewart era su Marylou. Él siguió el consejo y se enteró que Stewart (quien se había colocado una copia de On the Road en el salpicadero de su primer coche, eso era lo mucho que significaba para ella) era tan apasionada es interesada sobre el personaje que ni siquiera audicionó para el papel. (El cast de primera categoría incluye a Amy Adams, Steve Buscemi, Garrett Hedlund, Kristen Dunst, y Viggo Mortensen.

Stewart se asegura de que sabe sus cosas antes de empezar a rodar, pasando hoaras hablando con la hija de LuAnne Henderson, la primera mujer de Neal Cassady y la Marylou de la vida real. Su director llamó a Stewart “una gran socia en el crimen,” y su actuación tiene cualidades de un riff de jazz; está viva con la libertad y el sentimiento beat (pequeña b). “El deseo de vivir una vida auténtica me parece muy, muy fuerte en ella.”

Unos pocos días después tuvimos una comida juntas en Paris. Vi On the Road con Stewart en un screening de la zona de la Bastille de la ciudad. Apareció con una camisa de cuadros rojos, la misma cazadora de cuero de Balenciaga negra que había tenido en el almuerzo y unas zapatillas; una chica americana en un viaje a Paris. Adora tanto esta película, y está orgullosa de ella. Puedo sentir como Stewart se mueve en su asiento y escucho sus “yeeoow” cuando las cosas se ponen intensas en la pantalla. Mi momento favorito fue durante una hermosa escena de sexo sin inhibiciones entre Marylou y Dean Moriarty de Garrett Hedlund (el personaje de Cassady). Hubiera jurado que escuché a Stewart murmurar, “Por el amor de Dios!” Su publicista estaba sentada entre nosotras y llevó cuidadosamente algunas “muffins” francesas que eran como rosquillas de lujo.(macarrons). Puse unas en mi boca para tapar mis tragos. Después de que el screening terminó, tuve que correr, porque tenía una cita, así que no pude quedarme a discutirla con Stewart. Estaba casi contenta, porque viendo la película fue una experiencia tan íntima – que es, por supuesto, el poder de la película, pero aún así… Así que, yo cogí un coche y ella siguió su camino.

Las salidas de Stewart venían a significar (algo) para mí.
Después de la comida que habíamos tenido en Le Duc, a principios de semanam cuando finalmente estuvimos preparadas para continuar, Stewart se asomó a la puerta a algo y se acercó al bar, dónde me di cuenta de una testosterona en marcha de un hombre, claramente su guardaespaldas, con quien tuvo unas palabras. Stewart no me dijo nada cuando ella volvió a la mesa, pero estaba muy ligeramente enrojecida, y hubo un ligero apretón sutil de la mandíbula. Me asomé  a la puerta yo misma. “Oh tio,” dije. Los paparazzis estaban posteados; resultó que habían seguido a Stewart, que había venido en una discreta van negra de su hotel al restaurante. Tan solo unos minutos antes, ella había resumido el enigma de la clase de fama que ha estado viviendo. “No son los fans los que dan miedo,” dijo ella. “Cada uno de ellos es diferente. Pero grandes grupos de gente sí que dan miedo — no hay una persona ahí. Se siente como que es un enorme cuerpo de agua, como una ola más fuerte que tú. Y es fuerte, como el agua, por lo que es como si abarcara todo. Tendrías que ser un psicópata para no ser penetrado por la energía humana que es, al igual que, si de forma cumulativa te lanzaran hacia ti en todas direcciones.”

Decidimos tratar de esperar a las cámaras y seguir hablando, aunque me preocupaba que íbamos a pasar más tiempo juntas del que había sido asignado en su horario. No le importaba. “No estoy haciendo nada,” dijo. “estaba protegida por las personas que hacen este trabajo. No tengo nada que hacer.” (No es alguien que tenga la intención de demostrar como es; los paparazzi hacen ese trabajo quiera ella o no.) Horas después, cuando finalmente hicimos nuestras escapadas, los paparazzi todavía estaban a la espera de sus fotos de 50,000$  (Asegurándose 75,000$ si consigue que se enfade y 100,000$ si es con premio: una foto de ella y Pattinson.) Me quedé atrás mientras Stewart y el guardaespaldas se marchaban, con el paquete de los fotógrafos  en su camino. Me la imaginé deseando estar en cualquier otro lugar, quizás yéndose en una camioneta abierta azul , una orgullosa posesión del padre jefe de policía de Bella en Twilight, la cual compró y llevó a casa, desde la localización en Portland, Oregón, a Los Angeles, dónde se terminó la película. “Pero,” como escribió Kerouac “no importa, ese camino es la vida.” 


Frases Fuente  Via
Transcripción al ingles strictlyrobsten Traducción LaSagaRobsten

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